martes, 7 de agosto de 2012

Entrega


El sol abraza a la tierra
la acaricia con su suave brisa
le da su incondicional calor

Pero quien más otorga es la tierra
que sin quisquillosos miramientos
se limita a recibir agradecida

Tenías mucho para contarme
sentías esa necesidad
no pude sino ir hacia tu lado

Y te escuché atentamente
saboreé cada una de tus palabras
me hizo vibrar cada gesto

Mis ojos se colocaron hacia los tuyos
mi corazón se hizo partícipe
vibrando al ritmo de tu relato

Te sentiste acompañado
mi silencio deleitó a tus oídos
hastiados de oir vanidad

Así como la tierra misteriosa
le supo dar sentido al sol
escucharte fue mi mayor entrega

sábado, 7 de agosto de 2010

Refrito

En mi anterior Blog tenía publicaciones que, al borrarlo, se perdieron. Procedo a apuntarlas:

Solitario Corazón
12/02/2010

Seguramente a vos también el 14 de febrero te resulta una mojada de oreja. Porque estás solo. Nacen amores a tu alrededor y te preguntás, una vez más, por qué a todos sí y a vos no. Ves cómo comparten una vida juntos y lo dicen por todos lados, como si no se dieran cuenta que estás ahí escuchando. Como si se burlaran sin piedad.
Ellos olvidaron las noches de insomnio en las que lo que más querés en el mundo es una caricia. No hay peluches ni almohadas que sustituyan una piel caliente.
Culpás a tu cuerpo, a tu cara, a tu sentido del humor. A tu forma de pensar. A la sociedad, a internet. Al mundo. Y ya no sabés a quién más culpar. Porque sabés que lo intentaste, y siempre alguna cosa hace que te salga mal. Te caíste mil veces y te volviste a levantar, y estás pensando en bajar los brazos de una vez.
Algún error de la naturaleza hizo que quedaras afuera. Hay amor en el mundo, pero no para vos. Llegaste tarde y la vida se va pasando.

¿Seguro que no hay amor?

Sí lo hay. El amor existe: lo tenés adentro desde que naciste. Desde el momento que agarraste ese cochecito o ese peluche y dijiste "es mío" que supiste lo que es amar. En cada vez que acompañaste a un amigo en alguna de sus estupideces, cada vez que hiciste un comentario, cada vez que reíste, cada vez que escuchaste una y otra vez el mismo tema, cada vez que hiciste algo que si lo pensás no sirve para nada, expresaste tu amor. Porque nadie te paga por hacerlo. Porque no necesitás hacerlo, pero querés hacerlo. Porque te satisface
El tiempo que dedicaste a tu rosa, es lo que hace que tu rosa sea importante. Antoine de Saint-Exupery

El amor de pareja es solo un estado particular de ese amor. A algunos les llega antes, a algunos después.


Maniquea
24/12/2009
Gente sufriendo por haber perdido un amor. Personas solas sintiendo que sus vidas son una desgracia. Acontecimientos frustrantes que nos convencen que estamos condenados al fracaso. Mucha, mucha rigidez mental. Y una cuña en el cerebro que conservamos desde muy chicos.
Crecimos mientras nos enseñaron a dividir el mundo entre buenos y malos. En cada acto de nuestras vidas observamos a las personas, buscando quién está más cerca del cielo y quién del infierno.
Y, lógicamente, queremos todos vivir cosas buenas. Lo malo debe ser despreciado, ocultado, evitado. Debemos evitar pasarnos al lado oscuro. Debemos rodearnos de gente buena.
Recurrimos si es necesario a la brujería, impidiendo a nuestros semejantes que mencionen cosas desagradables. "Toco madera" exclamamos.

La ansiedad por acercarnos a lo bueno nos hace vivir escapando y temiendo a aquello que consideramos malo y que, inevitablemente, termina llegando. Y sufrimos. ¿Por qué sufrimos? Por no entender que todo forma parte del mismo paquete, ese que llamamos vida. Por no entender que lo bueno y lo malo sencillamente no existen más que en nuestra visión del mundo. No podemos pretender vivir media vida escapando a la otra mitad. Porque haciendo eso, no disfrutamos una mitad por estar alertas por si viene la otra. Y tampoco disfrutamos la otra mitad, sintiéndonos vulnerables.

En la vida hay éxitos y hay fracasos. Hay que disfrutarlos todos.
En la vida hay risa y llanto. Hay que disfrutarlos ambos


Platónico
29/11/2009

Creo que el secreto de la felicidad -al menos uno de ellos- es tener un amor imposible.
Un amor como este que ha golpeado mi puerta. Un amor que enfoca hacia aquel, ese que ama a los hombres pero no se dio cuenta. Ese que disimula su fragilidad con una superficialidad que no me distrae. Ese que sonríe y que intenta defenderse en un mundo de frivolidad, y que tiene una racionalidad que, ávido de agradar a los demás, prefiere ocultar.
Me mira con una sonrisa cómplice que no importa si es real o inventada por mi loca mente. Cierro los ojos y huelo el sublime aroma que deseo que emita desde su cuello. Mis dedos perciben la tibieza que anhelo encontrar en su piel.
Recuerdo una y otra vez su mirada enternecedora, pidiéndome ayuda cuando en realidad es él quien a mí me ayuda.
Lo amo. Y él no lo sabe. Porque es un amor celoso, un amor que solo a mí me guardo, deseando algo que yo mismo deseo que nunca ocurra. Porque de hacerse realidad, este colosal éxtasis de sentidos se ausentaría de mí.


El principito de la llanura
16/10/20009

Una extraña casualidad del destino hizo que se hiciera presente allí donde yo también estaba. Su frescura cautivó mis emociones. Embebía su expresar con una lujuria que distorsionaba su imagen para los ojos superficiales que a diario le regalaban elogios. Supe sentir debajo de esa curiosa coraza un manantial de ternura imposible de ocultar. Lo ví desde entonces frágil, con esa fragilidad que caracteriza a las personas más hermosas. Frágil y entrañable, como aquel principito de rizos dorados que encontró casi de casualidad Antoine de Sain-Exupery en el desierto. Ese principito que supo domesticar a un zorro y cuidar de una flor.

La sencillez de este principito de la llanura se complementaba con su admiración por la belleza de las cosas simples. Su rostro siempre ausente creaba un misterio que sin duda magnificaba su esplendor.

Y un día se marchó. Pidió que no lo despidiera, que simplemente cerrara los ojos. Aunque virtual desde un principio, su presencia se esparció por los cielos demostrando el peso de aquello que no ocupa lugar. Hoy es solo materia esparcida en una dimensión desconocida para nuestra percepción.


Peter
05/09/2009

Peter era como cualquier hombre. Pero la naturaleza lo dotó diferente: podía volar. Volaba por las inmediaciones de su castillo y se sentía libre. Hasta que un día quiso volar lejos, y una fuerza que no comprendía lo detenía. Miró sus pies, y notó en ellos una soga; y en el otro extremo de la soga veinte yunques pisándola.
Bajó, y con mucho esfuerzo logró quitar uno de los yunques. Estaba exausto. Renovó sus energías y con mucho más esfuerzo que antes, logró quitar el segundo yunque.
Peter estaba descorazonado. El esfuerzo de quitar dos yunques lo dejó sin energía y sin voluntad, y todavía quedaban dieciocho. Estaba condenado a volar cerca del castillo.

Pobre Peter. No se dio cuenta que la soga es una sola. Solo debe desatarse.


Desafío
3/5/2009

Estar con los pies en la tierra, conforme
Estar con los pies en la tierra, conforme, y dar algún que otro salto
Estar con los pies en la tierra, desconforme
Querer volar y no tener alas
Querer volar, tener alas, y no saber usarlas
Querer volar, tener alas, saber usarlas, y no animarse a hacerlo
Querer volar, tener alas, saber usarlas, querer usarlas, pero estar atado al suelo
Querer volar, tener alas, saber usarlas, querer usarlas, estar suelto, pero tener mucha carga encima
Querer volar, tener alas, saber usarlas, querer usarlas, estar suelto, libre de cargas, y fracasar enfrentando al viento
Querer volar, tener alas, saber usarlas, querer usarlas, estar suelto, libre de cargas, levantar vuelo, sufrir vértigo, volver al suelo
Querer volar, tener alas, saber usarlas, querer usarlas, estar suelto, libre de cargas, levantar vuelo, sufrir vértigo, hacerse un nudo, subir más alto, pensar si en realidad se quiere volar, volver al suelo
Querer volar, tener alas, saber usarlas, querer usarlas, estar suelto, libre de cargas, levantar vuelo, sufrir vértigo, hacerse un nudo, subir más alto, pensar si en realidad se quiere volar, apagar el cerebro, seguir subiendo, esperar un aplauso, volver al suelo
Querer volar, tener alas, saber usarlas, querer usarlas, estar suelto, libre de cargas, levantar vuelo, sufrir vértigo, hacerse un nudo, subir más alto, pensar si en realidad se quiere volar, apagar el cerebro, seguir subiendo, disfrutar la travesía, seguir subiendo

Bueh... de a poco se empieza ¿no?

martes, 3 de agosto de 2010

A expensas de la célula

Me preguntaron cómo fabrica sustancias la célula, y decidí explicarlo de manera metafórica:

Supongamos que sos una persona emprendedora, que se dedica a hacer cadenitas en un departamento. Podrías hacer cadenas con eslabones todos iguales, pero para ser original, te divierte la idea de combinar 50 modelos de eslabones diferentes.
En la habitación tenés una estantería con cajas para cada modelo de eslabón, y una biblioteca con manuales del tamaño de una guía telefónica que dicen todos los modelos posibles de cadenas. En un papel transcribís un modelo, y en una bolsa ponés los eslabones que necesitás. Vas a la mesa del comedor y te ponés a armar la cadenita con una pinza. Una vez hecha, la ponés en otra mesa para después empacarla.
Para que nadie te moleste, en la puerta hay buzones donde la gente pide la cadenita que necesita.

Bueno, el departamento es la célula. La habitación es el núcleo. El comedor es el citoplasma. Cada manual es un cromosoma. Las palabras del manual, el ADN. El papel, el ARN mensajero. La bolsa el ARN de transferencia. La mesa del comedor, el retículo endoplasmático rugoso. La pinza, la ribosoma. La mesa de empaque, el Aparato de Golgii. El enchufe de la pared, la mitocondria.
La paredes del comedor son la membrana plasmática. La puerta, las proteínas de membrana. Los buzones, receptores de membrana.
Los eslabones, aminoácidos. Las cadenitas cortas, péptidos. Las cadenitas largas, proteínas.

Sobre la pila de papeles alguien puso un papel con el armado de una cadenita que no está en el manual, y fabricaste la cadena equivocada. Ese papel es un virus. Como es un papel que no salió de tu casa, te das cuenta fácil. Pero a veces caes.
En otro momento alguien metió ese papel dentro de uno de los manuales y lo fotocopió junto con varias hojas. Esa fotocopia es un retrovirus. Como es del papel de tu casa, no te das cuenta.

miércoles, 28 de julio de 2010

Efímero

Tuve hace tiempo un blog. Tuve hace tiempo un mail. Una cuenta de Facebook. Una participación no futbolística en un foro de fútbol. Tuve fotos, grabaciones de audio. Documentos de toda estirpe. Tuve amistades por todo el mundo. Tuve.
La sociedad de información nos plantea innumerables facilidades de comunicación, de producción, de archivo. Si la aritmética fuera cierta, debiera estar plagado de ficheros de información. Podría contar mi vida desde mis 15 años -cuando apareció la compu- hasta hoy. Podría. Pero no puedo. Discos rígidos que no arrancaron más, archivos que volaron a una dimensión desconocida cuyo pasaje dice "Vaciar papelera". Correos electrónicos de cuentas cerradas por el autoboicot o la indiferencia corporativa de quien administra los datos y, al hacerlo gratis, es muy bueno y lo debemos amar.
Videos publicados preciosos que desaparecen cuando se hace presente el miedo de quien los subió. Amistades maravillosas que nos morimos por conocer, allá, lejos, como un sueño; y con un simple "cerrar cuenta" se volatilizan, haciendo evidente que el corazón es incapaz de experimentar la misma suerte y late preguntándose, cual novia de marinero que va a la guerra, por aquel que nunca volverá.
Y fotos. Muchas, muchísimas fotos. Algunas casi fotogramas de una filmación de nuestras vidas. Fotos que conforman un stock virtual tan grande que nadie jamás consumirá. Escritorios llenos de arsenales de archivos, grabaciones personales que con suerte serán escuchadas en un 10%, despreciadas, eliminadas.
Todo efímero. Información efímera en un mundo efímero, con una sociedad efímera. Nuevamente el esquema productivo modifica el esquema social.
Esperar constancia en un mundo efímero, tonta empresa.